El 22 de abril, durante la tercera Cumbre de las Américas a desarrollarse en Quebec, el Presidente George W. Bush tendrá una oportunidad única para lanzar una nueva política comercial para Latinoamérica. Esta nueva estrategia debería alentar a los países de la región a continuar con la ola de liberalización económica que comenzó en los años 80, como para poder fortalecer sus mercados, sus instituciones democráticas y su entorno político.
Aunque el Presidente Bush apoya la creación de un Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), durante la Cumbre de Québec, el Presidente no debería caer en la tentación de re-lanzar el ALCA de acuerdo a como fue diseñada durante la primer Cumbre de las Américas en 1994. En aquel entonces, la Administración Clinton buscó ligar el libre comercio al año 2005. Mas que alentar a los países a que continuaran abriendo sus mercados, esta política los indujo a frenar su liberalización. Los gobiernos latinoamericanos se dieron cuenta de que la implementación de reformas sería una carta de negociación en los futuros tratos comerciales, carta que sería malgastada liberalizando antes del 2005, momento en el cual podrían lograr un convenio comercial con Estados Unidos.
La idea de un área de libre comercio hemisférica, que fuera originalmente lanzada por la Administración Bush anterior, continua siendo una meta valiosa, pero la estrategia de ligar su realización a una fecha específica entorpeció su proceso. George W. Bush debería eliminar este desincentivo, ofreciendo tratados de libre comercio inmediatamente a cualquier país que ya haya liberalizado su economía. También debería alentar al resto de la región a acelerar su proceso de apertura económica. Esto último haría que estos países se volvieran mas atractivos para firmar un acuerdo comercial.
LA META DE LIBERALIZAR ECONOMICAMENTE LA REGIÓN
En su audiencia de confirmación, el recientemente designado Representante de Comercio de EE.UU. (USTR), Robert Zoellick, dejó en claro que el objetivo de Estados Unidos en el Hemisferio Occidental era promover la liberalización mediante la utilización de acuerdos de libre comercio como estrategia para alcanzar ese objetivo. "...EE.UU. [expresó] usará la influencia que posee por ser el mercado más grande y atractivo del mundo para presionar a otros socios comerciales a que progresen rápidamente en su proceso de liberalización."1 No obstante, éste es un objetivo difícil de lograr. La razón es que la mayoría de los líderes latinoamericanos no tienen un compromiso de principios con la libertad económica. La liberalización se ha presentado como remiendos esporádicos manifestados en privatizaciones incompletas, rigurosidad fiscal y controles ocasionales de la inflación, generalmente en respuesta a algún tipo de crisis. En cierto modo, estos remiendos esporádicos representan la abrumadora protección de la que han gozado los intereses políticos a costa de la implementación de políticas económicas sólidas, protección que no será fácil de eliminar.
Chile constituye una notoria excepción en Latinoamérica. Los fuertes mercados chilenos, consolidados por los más de veinte años de constante liberalización, han sido responsables del impresionante desempeño económico, de la mitigación de la pobreza, la estabilidad política y el fortalecimiento de las instituciones democráticas del país. Desde esta perspectiva, la firma de un acuerdo de libre comercio con Chile es un paso esencial dentro de la estrategia estadounidense para la región, debido a que demuestra el compromiso de EE.UU. con su objetivo regional.
El libre comercio ejerce un efecto positivo en el crecimiento económico. Una promesa de libre comercio, sin embargo, puede tener efectos un tanto perjudiciales. En su ensayo "Primero, mercados abiertos", Mary O'Grady, editora de la columna "Americas", del Wall Street Journal, observa que para muchos países latinos, "el curso de acción que se prefiere consiste en el regateo de acuerdos comerciales `recíprocos' con los países ricos, especialmente con EE.UU.". 2 Sobre la base de esto, O'Grady sugiere que la promesa de un ALCA para el año 2005, hecha durante la Administración Clinton, ha funcionado como una "trampa de la reciprocidad" que solamente redujo la introducción de reformas económicas. Argentina, por ejemplo, dejó de implementar reformas en 1995 y en su lugar, aumentó el gasto gubernamental y la deuda. Lo mismo ocurrió con Perú, que no logró fortalecer el estado de derecho, dando como resultado un escándalo de corrupción que involucró al Presidente y a la autoridad militar que era su mano derecha. Si la corriente de apertura económica que se observó en la region durante los noventa hubiera estado basada en principios, ningún país debería haber caido en la "trampa de la reciprocidad".
Estados Unidos debería continuar trabajando con sus vecinos para traer una transformación y la obtención de resultados en esta importante región. La próxima Cumbre de Quebec representa una oportunidad para que el Presidente Bush ejerza el liderazgo.
LO QUE EL PRESIDENTE BUSH DEBERÍA HACER EN LA CUMBRE
Ejemplo De Las Reformas Necesarias Para La Admisión A La Asociación De Libre Comercio Global Argentina
Brasil
Ecuador
El Salvador
Nicaragua
Paraguay
Perú
Uruguay
Venezuela
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En su discurso, el Presidente de Estados Unidos debería:
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Destacar los beneficios del libre comercio. El libre comercio es una de las políticas más importantes para que un país pueda desarrollarse y reducir su pobreza. En su ensayo sobre "Los beneficios del libre comercio", Denise Froning3 expone cuatro razones por las cuales el libre comercio conduce a niveles de vida más altos:
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Promueve la innovación y la competencia. Un libre flujo de bienes y servicios permite que los consumidores y productores tengan acceso a los mejores productos del mundo a los precios más bajos. Esto, a su vez, motiva la innovación de las empresas locales para poder seguir compitiendo en el mercado.
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Genera crecimiento económico. Una mayor variedad de oportunidades de inversión incentiva una mayor inversión. El mayor volumen de inversiones se traduce en más empleos y mejores remuneraciones en el país y en el extranjero. A medida que la economía encuentra nuevos canales para expandirse, el consumo aumenta y genera crecimiento económico.
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Fortalece el estado de derecho. Cuando las compañías expanden sus negocios a otros países, se apoyan en la protección de los derechos de propiedad. También lo hacen los individuos, a medida que la calidad de su nivel de vida se eleva. Por esta razón, la prosperidad que conlleva el libre comercio necesariamente fortalece el estado de derecho, sin el cual ni la inversión ni el mejor nivel de vida podrían sostenerse.
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Fomenta la libertad económica. El libre comercio produce beneficios que sólo pueden perdurar en una economía totalmente liberalizada. "Los países pobres pueden crear un ámbito favorable para el comercio y atractivo para los inversores extranjeros a través de una sólida infraestructura construida sobre la base de la libertad económica, derechos de propiedad asegurados, un poder judicial independiente y justo, el libre flujo de capital y un sistema impositivo razonable y bajo." 4
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Proponer una nueva estrategia comercial para el hemisferio. En el Índice de libertad económica 2001, publicado en conjunto por The Heritage Foundation y el Wall Street Journal, se propone la base para una nueva política comercial. El índice proyecta una Asociación de Libre Comercio Global (ALCG), que se basa en normas y cuyos miembros deben cum-plir cuatro condiciones principales:
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la menor cantidad posible de regulaciones para la instalación de nuevas empresas
- derechos de propiedad garantizados.
El cuadro adjunto ejemplifica los tipos específicos de reformas que algunos países de Latinoamérica deberían llevar a cabo con el fin de calificar para su admisión en la ALCG.
Uno de los beneficios automáticos para los miembros de la ALCG es el acceso inmediato a un grupo de países abiertos y ricos, incluido Estados Unidos. Otro beneficio, que generalmente sigue al mencionado, es un incremento en la inversión de capital. Para los países que califican, la ALCG representa una gran oportunidad para aumentar su desarrollo y crecimiento económico, originando así niveles de vida más altos.
La ALCG se diferencia del ALCA en que los países de la primera deben abrir sus mercados antes del ingresar al club. Es una estrategia comercial que específicamente recompensa el compromiso que manifiesta una nación con la libertad económica. Asimismo, se castiga el proteccionismo dado que toda decisión que proteja los intereses políticos a costa de la libertad económica aleja a los países cada vez más de un próspero acuerdo comercial con los mercados más fuertes del mundo. Estados Unidos debería liderar la promoción de esta estrategia invitando a los países que califican a integrarse a la asociación.
- Felicitar a Chile. Durante más de 20 años, Chile ha sido un modelo de reforma económica para toda la región. El país ha utilizado al libre comercio como política principal para su reforma económica, implementando al mismo tiempo una serie de políticas complementarias que ayudaron a cosechar los beneficios de la liberalización. Para maximizar las ventajas de la política comercial, por ejemplo, Chile introdujo un arancel uniforme de importación que se reducirá un 6 por ciento para el año 2003. Este arancel ayudó a disminuir las oportunidades de co-rrupción, facilitó los flujos comerciales y debilitó el lobby que ejercen los intereses especiales. Con esto, socavó los arraigados intereses que predominan en otros países latinoamericanos. Además, el país ha diversificado sus mercados exportadores mediante la firma de acuerdos con Asia, Canadá, Europa y muchos países latinos.
Chile también ha conservado una fuerte protección de los derechos de propiedad, logrando así reducir los riesgos comerciales y atraer inversiones. Mediante la privatización de empresas estatales y del sistema de pensión, este país ha creado una amplia variedad de oportunidades de inversión. Luego de 20 años de compromiso con las reformas, la democracia en Chile está más sólida que nunca, se ha reducido más del 30 por ciento de la pobreza5 y se ha elevado el nivel de vida general de los chilenos.
- Aplaudir a El Salvador y Uruguay por haber avanzado en sus esfuerzos de reforma y alentarlos a continuar. Hasta no hace mucho, El Salvador se encontraba inmerso en una grave guerra interna, la cual no dejaba lugar para la implementación de una política económica efectiva. A partir de la celebración de acuerdos de paz en 1992, el gobierno ha abierto los mercados mediante la privatización y la reducción de las cargas fiscales y regulatorias sobre la actividad comercial. La tarea más importante para El Salvador hoy es trabajar para el fortalecimiento del estado de derecho.
Uruguay también ha progresado mucho desde las políticas de bienestar social y de sustitución de la importación puestas en práctica durante la década del 60. En general, el país ha experimentado un enorme progreso hacia la liberalización del código de inversión extranjera y del sistema bancario, abriendo el comercio a sus vecinos y afianzando el estado de derecho. A través de una mayor desregulación para el establecimiento de nuevas empresas, Uruguay podría contarse entre los países más liberales de la región.
- Enfatizar la importancia crucial de la protección de los derechos de propiedad. Un poder judicial trasparente e inmune a la influencia de intereses políticos es un factor clave para el crecimiento económico. Ninguna inversión a largo plazo tiene lugar en países en los que no se asegura la capacidad de demandar ni el derecho a que los pleitos se ejecuten con justicia y celeridad. En última instancia, ninguna reforma económica tiene chance de cosechar sus beneficios si la propiedad privada no está protegida.
En gran parte de Latinoamérica, los ciudadanos no confían en los sistemas judiciales de sus países. Las noticias de corrupción en los distintos niveles del gobierno se han vuelto moneda corriente. Ningún argentino se sorprende por el escándalo de los sobornos en el Senado para aprobar las leyes de reforma laboral. Ningún peruano se asombra por la actual crisis política. Casi ningún venezolano le da importancia al abuso constitucional del año pasado, cuando el Presidente implementó su reforma prácticamente por la fuerza. La falta de confianza en el estado de derecho crea una cultura que induce a los ciudadanos a consumir e invertir menos, originando así un espiral descendente que impide obtener los frutos de los beneficios de la liberalización económica.
LO QUE EL PRESIDENTE BUSH NO DEBERÍA HACER EN LA CUMBRE
Ademas de los pasos positivos recién mencionados, hay cosas importantes que se deberían evitar. El Presidente de Estados Unidos:
- No debería renunciar a la liberalización en la región simplemente para lograr un convenio de comercio. Estados Unidos, que posee la economía más poderosa y rica del mundo, no se hará significativamente más rico por firmar un acuerdo de libre comercio con alguno de sus países latinos vecinos. Según lo expresó el USTR en su discurso en la Cámara de Comercio Chilena-Norteamericana el 4 de abril de 2001, la razón para perseguir estos acuerdos es llevar libertad económica, estabilidad y oportunidades de crecimiento a los países de Latinoamérica.
Nadie niega que Latinoamérica ha llevado a cabo numerosas reformas económicas desde los comienzos de la década del ochenta. No obstante, en la mayoría de los países latinoamericanos la influencia política todavía da sus frutos, y sus gobiernos, a excepción de Chile, no han liberalizado lo suficiente como para que el ciudadano común forme parte del capitalismo y se beneficie con el mismo. Éste es un punto que el economista Hernando de Soto argumenta de manera acertada. En su libro "El Misterio del Capital" de Soto sugiere que debido a las pesadas regulaciones existentes para registrar la propiedad, a las persona --generalmente las más pobres, no les queda otra opción más que operar en el mercado negro6 . En este terreno fuera de lo legal, el costo que implica hacer negocios es muy alto y los beneficios son notablemente menores que en el sistema legal, en el cual el capitalismo puede desarrollarse.
En Latinoamérica, los esfuerzos de reforma han sido insuficientes. La privatización ha convertido a los monopolios públicos en monopolios privados. La ausencia de transparencia judicial ha alejado a la inversión a largo plazo, a pesar de los incentivos otorgados con la desregulación. Como se ejemplifica en el cuadro adjunto, la liberalización en la región todavía tiene un largo camino por recorrer.
- No debería condicionar un convenio comercial a una fecha futura. La restricción de la celebración de acuerdos de libre comercio a fechas específicas, en lugar de condicionarla a la implementación de reformas políticas, ha probado ser más perjudicial que beneficiosa. Cuando se creó el ALCA en 1994, el presidente Clinton tenía la intención de establecer una región más transparente y abierta, pero la estrategia de una fecha futura sólo ha frustrado sus planes. En parte, la razón de este fracaso es que los países utilizan las reformas como carta de negociación. Otra razón es que las fechas futuras indican una falta de compromiso por parte del proponente, quien probablemente ya no esté en su cargo para esa fecha tan lejana.
El Presidente Bush debería destacar que su país está listo para firmar acuerdos de libre comercio en forma inmediata con aquellas naciones cuya apertura sea similar a la de Estados Unidos. También debería invitar al resto de los países a que implementen determinadas reformas económicas7 para poder entablar un diálogo de libre comercio con Estados Unidos.
CONCLUSIÓN
A pesar del "renacimiento" económico registrado en la región desde los comienzos de la década del 80, Latinoamérica, salvo Chile, no ha mostrado un verdadero compromiso de liberalización. Los arraigados intereses que se oponen al comercio todavía son muy poderosos, y solamente la apertura de los mercados puede ofrecer al pueblo latinoamericano nuevos recursos para gozar de los beneficios del capitalismo. Los mercados abiertos también traerán flexibilidad a las economías latinas y las ayudarán a ajustarse a movimientos externos, tan típicos de la economía global
El apoyo a las estrategias de libre comercio basadas en la geografía más que en los valores no ofrece incentivos más inmediatos para llevar a cabo las reformas que Latinoamérica realmente necesita. En Abril, el Presidente Norteamericano contará con una oportunidad única para convertirse en un verdadero líder en la promoción de la estabilización en la región. En la nueva Cumbre de las Américas, el Presidente Bush debería impulsar la liberalización económica ofreciendo acuerdos de libre comercio a aquellos países que realizen un proceso de liberalización comprensivo.
--Ana I. Eiras es Analista de Política Económica en Latinoamérica en el Centro de Comercio Internacional y Economía (CITE) de la Fundación Heritage. Este estudio apareció originalmente en Inglés como Backgrounder nro. 1430, "Advancing Free Trade in Latin America at the Quebec Summit of the Americas", el 12 de abril 2001.
2. Mary O'Grady. "Primero, mercados abiertos". Índice de libertad económica 2001. The Heritage Foundation y The Wall Street Journal.
3. Denise Froning es Analista de Politica Comercial en el Centro de Comercio Internacional y Economia (CITE) de la Fundación Heritage.
4. Denise Froning. "Los beneficios del libre comercio. Guía para los hacedores de políticas". Heritage Foundation backgrounder N° 1391. 25 de agosto de 2000.