La disminución de la brecha racial de aprendizaje: Lecciones de las reformas de Florida

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La disminución de la brecha racial de aprendizaje: Lecciones de las reformas de Florida

October 20, 2010 31 min read Download Report

Authors: Lindsey Burke, PhD and Matthew Ladner

Resumen: La brecha educativa entre los estudiantes blancos y sus compañeros hispanos es algo a lo que la mayoría de los estadounidenses se ha acostumbrado. Pero esta división racial en la educación —y por lo tanto, en posibilidades futuras— es trágica. Lo bueno es que la división racial en el aprendizaje es un problema que puede solucionarse. Por supuesto que sólo se puede solucionar si se enfoca la reforma educativa de una manera innovadora y con sentido común. No es lógico continuar repitiendo las mayormente fracasadas medidas de política nacional y gasto cada vez mayor de décadas pasadas. Un estado, Florida, ha demostrado que es posible lograr mejoras académicas significativas con estudiantes de todas las razas y situación económica. En 1999, Florida promulgó una reforma educativa de K–12 de gran alcance que incluye escuelas alternativas tanto públicas como privadas, escuelas independientes (charter), educación virtual, paga de los maestros basada en el desempeño, evaluación de escuelas y distritos, pruebas anuales, reducción de la promoción social y acreditación alternativa de maestros. Como resultado de las opciones a los padres, estándares más altos, rendimiento de cuentas y flexibilidad, los estudiantes hispanos de Florida ahora tienen un rendimiento superior o equivalente al promedio general para todos los estudiantes en 31 estados. Es vital que quienes dictan la política nacional y estatal tomen en serio las lecciones aprendidas con el éxito de Florida. El futuro de millones de niños estadounidenses depende de ello.

Durante años, quienes dictan la política en todo el país han buscado maneras de hacerle frente a la brecha de rendimiento entre las razas en la educación de K–12. A pesar de aumentos significativos en el gasto en educación a todo nivel y la participación cada vez mayor del gobierno federal en la educación, el desempeño académico a nivel nacional ha permanecido relativamente inmutable, la tasa de graduación ha seguido estancada en aproximadamente 70 por ciento, y las disparidades raciales persisten. Muchos estados han promulgado medidas de política para hacerles frente a las disparidades raciales en desempeño y logros académicos, pero los cambios, en su mayoría, han sido poco sistemáticos.

Sin embargo, un estado ha demostrado que es posible lograr mejoras significativas. En 1999, Florida promulgó una serie de reformas educativas de gran envergadura para K–12 que ya han aumentado el desempeño académico de todos los estudiantes y disminuido considerablemente la brecha en desempeño entre las razas. Hoy en día, los estudiantes hispanos y de raza negra de Florida tienen puntajes más altos en lectura que el promedio para todos los estudiantes en muchos estados.

El modelo de reforma de Florida incluye:

  • Opción de escuelas públicas. Los estudiantes en escuelas públicas de bajo rendimiento pueden transferirse a escuelas públicas de más alto rendimiento, a discreción de sus padres.
  • Opción de escuelas privadas. Las familias con niños con necesidades especiales tienen acceso al Programa de Becas McKay, que otorga vales para que asistan a la escuela privada que escojan. Las corporaciones en Florida también pueden recibir créditos tributarios equivalentes a la cantidad que contribuyen a organizaciones que financian becas privadas para estudiantes de bajos ingresos.
  • Escuelas independientes. Las escuelas independientes les ofrecen otra opción a las familias. Durante el año escolar 2008–2009, más de 100,000 estudiantes de Florida asistieron a escuelas independientes, y más de 50 nuevas escuelas independientes iniciaron operaciones.
  • Educación virtual. Florida es el líder en aprendizaje cibernético. Más de 71,000 estudiantes en el estado toman cursos por Internet.
  • Paga por desempeño. El sistema de paga por desempeño de Florida recompensa a los maestros que tienen logros con estudiantes, no necesariamente a quienes tienen más años de servicio. También otorga bonificaciones a los maestros que aumentan el número de estudiantes que aprueban cursos avanzados (Advanced Placement o AP). Desde que se comenzó a otorgar recompensas por desempeño por completar cursos AP, Florida ha aumentado considerablemente el número de estudiantes que toman y aprueban exámenes de AP.
  • Acreditación alternativa de maestros. Vías no tradicionales de acreditación de maestros, como permitir que los distritos escolares ofrezcan programas de acreditación de maestros, reciprocidad con acreditación de maestros de otros estados y la aceptación de credenciales emitidas por programas de acreditación alternativa de maestros como el de la Junta Estadounidense de Acreditación de Excelencia de Maestros (American Board for Certification of Teacher Excellence o ABCTE), desempeñan una función importante en llevar a maestros calificados a las aulas.
  • Plan A+ de rendimiento de cuentas. En el 1999, Florida requirió que los estudiantes tomen pruebas anuales. Aunque Florida ha evaluado el desempeño de sus escuelas públicas desde 1995, en 1999 el estado pasó a un sistema de calificación más sencillo. El nuevo sistema de calificación, junto con el uso de la Prueba Anual de Evaluación Integral de Florida (Florida Comprehensive Assessment Test o FCAT), significa que los estudiantes y escuelas deben rendir cuentas por sus resultados académicos.
  • Prohibición de la promoción social. Florida también ha disminuido la “promoción social” de los estudiantes. El plan de reforma requiere que los estudiantes aprueben la FCAT de lectura en el tercer grado antes de pasar al cuarto grado. A pesar del limitado progreso de la nación en aumentar los puntajes de estudiantes minoritarios en general, Florida ha alcanzado logros enormes en disminuir la brecha de rendimiento entre las razas.

Desgraciadamente, los esfuerzos desde Washington, D.C. por abordar la brecha de rendimiento entre razas —desde la Guerra contra la Pobreza (“War on Poverty) a mediados de los años sesenta hasta la Ley para que Ningún Niño Quede Rezagado (No Child Left Behind Act) del 2002, han resultado ser caros y mayormente ineficaces. Afortunadamente, la genialidad del federalismo ha producido un impresionante ejemplo en un estado que puso de lado la típica fórmula de gastar cada vez más dinero en las escuelas sin cambiar nada. Florida ha tenido éxito en disminuir la brecha de rendimiento entre las razas; quienes dictan la política en otros estados deben seguir su ejemplo.

La brecha racial: debatida en todo el país, afrontada en Florida

En 1997, el profesor Lawrence Stedman de la Universidad Estatal de Nueva York (State University of New York) describió la severa magnitud de la brecha de desempeño entre las razas en una conferencia de la Brookings Institution:

El desempeño académico de los estudiantes negros del 12º grado está al nivel de los estudiantes blancos de escuela intermedia. Estos estudiantes están a punto de graduarse, sin embargo están rezagados cuatro años o más en todas las materias, incluidas matemáticas, ciencias, composición, historia y geografía. Los latinos de 12º grado tienen un desempeño ligeramente mejor a los estudiantes blancos de octavo grado en matemáticas y composición, pero en otras materias, también tienen están rezagados cuatro años con relación a los estudiantes blancos de 12º grado.... Las escuelas y la sociedad siguen divididas en dos mundos diferentes, uno negro, uno blanco, separados y desiguales.[1]

Trece años más tarde, sólo se han alcanzado logros limitados en reducir la brecha académica en K–12. En el 2008, datos de tendencias a largo plazo de la Evaluación Nacional de Progreso Educativo (National Assessment of Educational Progress o NAEP) revelaron que los puntajes de los estudiantes blancos de octavo grado eran: más altos que el promedio nacional de estudiantes negros de 12º grado y un punto más bajo que los estudiantes hispanos de 12º grado.[2] A pesar del debate continuo sobre la reforma educativa, aumentos considerables en gastos por estudiante, con ajustes por inflación, y la aprobación de No Child Left Behind por el gobierno federal, las brechas de rendimiento entre las razas persisten.

La persistencia de la brecha de rendimiento entre las razas ha llevado a algunas personas a argumentar que los estadounidenses simplemente no deben esperar progreso sin aumentar considerablemente las dimensiones del alcance del estado paternalista. En su primer discurso como presidenta de la Federación de Maestros de Estados Unidos (American Federation of Teachers), Randi Weingarten lanzó la primera salva de la campaña “Broader, Bolder” (“más extenso, más audaz”) del sindicato:

Imagínense escuelas que están abiertas todo el día y ofrecen actividades recreativas después de las clases y de noche, y asistencia con las tareas… e imagínense que las escuelas incluyan guarderías y clínicas dentales, médicas y de asesoría, u otros servicios que la comunidad necesita. Por ejemplo, quizá ofrezcan a los residentes del vecindario clases de inglés, programas de equivalencia secundaria o asistencia legal.[3]

En promedio, los estadounidenses pueden esperar pagar más de $50,000 por cada niño en el sistema de escuelas públicas del país para cuando ese niño llegue al cuarto grado. Sin embargo, en el 2009, 34 por ciento de los estudiantes de cuarto grado de las escuelas públicas obtuvieron un puntaje “inferior al básico” en lectura en la NAEP. Si no se puede contar con que las escuelas públicas les enseñen a los niños a leer, ¿por qué ha de esperarse que les arreglen los dientes a los niños o que resuelvan los asuntos legales de los padres?

Weingarten y otros partidarios de “Broader, Bolder” creen que las escuelas pueden mejorar académicamente al centrarse en asuntos no académicos. Éste, por supuesto, es precisamente el camino equivocado. El profesor Paul Hill de la Universidad de Washington recientemente realizó una serie de estudios sobre la persistente falta de progreso académico en las escuelas públicas a pesar de aumentos en gastos. Tras una serie de estudios, Hill llegó a la conclusión de que

... el dinero se utiliza tan relajadamente en la educación pública —de maneras que pocos entienden y que carecen de conexiones plausibles con el aprendizaje de los estudiantes— que nadie puede decir cuánto dinero sería suficiente si se usase de manera óptima. Los sistemas de contabilidad hacen imposible determinar cuánto se gasta en un niño o escuela en particular, y esconden el costo de programas y contratos con maestros. Los distritos no pueden escoger los programas más económicos porque carecen de pruebas de costos y resultados.[4]

Se sabe mucho sobre cuánto dinero se gasta en las escuelas, pero se sabe muy poco sobre el porcentaje que realmente llega a los estudiantes a manera de estrategias eficaces de aprendizaje. Los partidarios de “Broader, Bolder” han confundido la cura por la enfermedad: las escuelas ya se ahogan en dinero, pero el sistema no está dotando a los estudiantes de aptitudes académicas básicas. Las escuelas estadounidenses no carecen de recursos; más bien, necesitan urgentemente hacer mejor uso de sus fondos.

A los promotores de expandir el estado paternalista de educación pública les convendría leer el libro de Terry Moe y John Chubb, Liberating Learning. Moe y Chubb detallan la historia de la reforma de K–12 desde la publicación de Una nación en peligro (A Nation at Risk) en 1983. A Nation at Risk es conocido por haber advertido sobre “el considerable aumento de mediocridad” en escuelas estadounidenses. El informe incluso llegó a decir que si una potencia extranjera hubiese establecido en Estados Unidos escuelas tan ineficaces, el país lo habría considerado un acto de guerra.

A Nation at Risk sirvió de señal de alarma a favor de la reforma, pero Moe and Chubb describen fríamente la política de la era de reforma como un juego de Whack-a-Mole cuyo protagonista principal en la política de K–12 son los sindicatos de maestros. Whack-a-Mole es un antiguo juego de carnaval con un tablero lleno de agujeros, alguien que mueve a un topo entre los agujeros y alguien que trata de pegarle al topo con un mazo.[5]

La principal inquietud de los sindicatos de maestros es proteger los intereses laborales de sus miembros (por medio de cargos vitalicios y similares disposiciones contractuales) y maximizar los ingresos de las escuelas públicas. Como lo puso Albert Shanker, el difunto presidente de la American Federation of Teachers, “cuando los escolares comiencen a pagar cuotas sindicales, comenzaré a representar los intereses de los escolares”. El director de una escuela en la ciudad de Nueva York le dijo a The New Yorker que el actual presidente de la American Federation of Teachers “protegería a un cadáver en el aula”.[6]

Moe y Chubb argumentan que el modus operandi político de los sindicatos de maestros es oponerse a cualquier reforma que no aumente los ingresos y el empleo en las escuelas públicas. Por lo tanto, los sindicatos se oponen a opciones para padres, la acreditación alternativa de maestros, rigurosos estándares y rendimiento de cuentas. Moe y Chubb plantean que los sindicatos no siempre logran pegarle al topo, pero le pegan a la mayoría de los topos la mayor parte del tiempo. Los sindicatos de maestros son enormes entidades multimillonarias, organizadas en todos los distritos legislativos del país. Contratan a cabilderos, contribuyen millones a las campañas políticas y envían voluntarios a trabajar en las campañas. Existe poca oposición a los sindicatos del lado de los reformistas; los sindicatos tienen verdadero poder político y un gran interés en la política de K–12 en términos de obtener mayor poder.

El sistema de escuelas públicas en Estados Unidos, con pocas excepciones, refleja en gran parte las preferencias de política de los líderes de sindicatos de maestros. El gasto por alumno ha aumentado mucho más rápido que la tasa de inflación durante varias décadas, mientras que el tamaño promedio de clase ha disminuido considerablemente. Mientras tanto, el rendimiento académico permanece relativamente inmutable, y la tasa de graduación permanece estancada alrededor de 70 por ciento. El sistema de escuelas públicas en Estados Unidos ha hecho una labor mucho mejor en darles estabilidad laboral a adultos que enseñarles a niños.

Aunque muchos estados han logrado promulgar una política de K–12 que no es del agrado de los sindicatos, la mayoría de estos cambios han sido poco sistemáticos. Todos los estados han establecido estándares académicos estatales y pruebas para rendir cuentas, pero pocos han tenido la valentía de hacer algo importante con los resultados. Muchos estados han promulgado leyes de escuelas independientes, pero la mayoría de los estados limita u obstruye la creación de nuevas escuelas independientes. Muchos estados, y se les están sumando cada vez más, han aprobado programas y opciones para los padres, incluidas opciones privadas, pero el crecimiento ha sido limitado debido en parte a la aguerrida oposición por los sindicatos.

En 1999, Florida promulgó una serie de reformas de gran alcance para K–12 a pesar de la oposición de los sindicatos de maestros. El entonces gobernador Jeb Bush hizo de la reforma de K–12 su principal prioridad, y la mayoría de los legisladores de Florida apoyaron firmemente la reforma. El resultado fue singular: en efecto, los sindicatos perdieron el control de la política de K–12 en Florida.

Hoy en día, los estudiantes hispanos y negros de Florida han disminuido considerablemente la brecha de rendimiento entre las razas. Es más, han comenzado a tener puntajes más altos que el promedio para todos los estudiantes en muchos estados. Los cambios de sentido común en el entorno educativo logrados por reformistas, estudiantes y maestros, hicieron posible el éxito académico de Florida.

La brecha racial: Estados Unidos vs. Florida

Los logros de lectura en cuarto grado son un aspecto importante de la reforma educativa porque la capacidad de leer y escribir durante la primera infancia es la clave para el resto del aprendizaje. Los estudiantes de Florida han logrado el mayor progreso en la NAEP en el país desde 2003, cuando los 50 estados comenzaron a tomar las pruebas NAEP.[7]

Desde kindergarten hasta tercer grado, los niños aprenden a leer. Después del tercer grado, leen para aprender una variedad de materias. Estudios sobre lectura y redacción muestran que muchos niños que no aprenden aptitudes básicas para ello en los grados iniciales nunca alcanzan el debido nivel posteriormente, ya que cada vez se les hace más difícil adquirir la capacidad de leer y escribir. La terrible brecha entre las razas descrita en los párrafos iniciales de este documento entre los estudiantes de 12º grado no son producto exclusivo de los estudios secundarios. Esos adolescentes iniciaron de niños el proceso de fracaso académico y, con el tiempo, quedaron progresivamente más rezagados. La capacidad de leer y escribir a una edad temprana es absolutamente esencial para el éxito académico a largo plazo.

El gráfico 1 ofrece datos sobre la brecha en rendimiento de la prueba de lectura de cuarto grado de la NAEP, desde antes de las reformas de Florida (1998) hasta el presente. El recuadro 1 ofrece el puntaje promedio nacional de estudiantes blancos, el puntaje nacional de estudiantes negros y el promedio de los estudiantes negros de Florida.

Las minorias en Florida disminuyen la brecha de rendimiento entre las razas

De 1998 al 2002, el puntaje promedio de los estudiantes negros aumentó en 12 puntos, de 192 a 204. En Florida, se incrementó en 25 puntos, el doble de la mejora promedio en el país. Si los estudiantes negros en el país hubiesen alcanzado el mismo nivel de logros que los estudiantes negros en Florida, la brecha de lectura en cuarto grado entre negros y blancos sería aproximadamente la mitad de lo que es actualmente. El gráfico 1 también presenta los mismos datos para los estudiantes hispanos en todo el país y en Florida, y para los estudiantes blancos a nivel nacional.

En 1998, los estudiantes hispanos de Florida tuvieron un puntaje seis puntos mayor al promedio nacional de los estudiantes hispanos, pero 25 puntos más bajo que el promedio de los estudiantes blancos. De 1998 a 2009, los hispanos en Florida alcanzaron el mismo nivel de logros que los estudiantes negros: 25 puntos. Al igual que los estudiantes blancos, los estudiantes hispanos de Florida alcanzaron logros dos veces más altos que el promedio nacional de hispanos.

La brecha entre estudiantes hispanos en Florida y estudiantes blancos a nivel nacional se redujo de 25 puntos a seis puntos entre 1998 y 2009. El gráfico 2 indica los mismos datos en términos de rendimiento, en vez de puntajes para lectura del cuarto grado en la NAEP. La NAEP tiene cuatro niveles de rendimiento: inferior al básico, básico, competente y avanzado. El gráfico 2 muestra el porcentaje de estudiantes negros e hispanos en Florida que obtuvieron un puntaje “básico” o mejor en 1998 en comparación con los estudiantes blancos a nivel nacional, como también los mismos datos de rendimiento en el examen del 2009.

Las minorias de Florida Muestran considerables mejoras en puntajes de lectura

Los gráficos 1 y 2 muestran cómo eliminar las brechas de rendimiento entre las razas. Si las tendencias desde 1998 continuaran a nivel nacional, transcurrirían aproximadamente 33 años antes de que pudiéramos esperar que los hispanos eliminasen la brecha con relación a sus compañeros blancos. Sin embargo, en Florida, los estudiantes negros podrían ponerse a la par en la mitad del tiempo, y los hispanos podrían superar el promedio nacional de estudiantes blancos para el 2011.

Los estudiantes minoritarios de Florida: Un progreso más acelerado que los demás estados

Los estudiantes minoritarios de Florida no sólo han comenzado a reducir la brecha racial, sino que también han obtenido puntajes superiores o equivalentes a varios promedios estatales para todos los estudiantes en lectura de cuarto grado. Después de una década de reforma educativa de K–12, los estudiantes hispanos y negros de Florida han obtenido puntajes más altos que el promedio de muchos otros estados. El éxito de dicho estado lo pone a la vanguardia de la reforma educativa y prueba que los rasgos demográficos no determinan el destino.

El radical éxito de Florida se hace evidente en un mapa. (Ver el mapa 1.)

Comparacion de los promedios estatales con los de estudiantes negros de Florida

En 1998, los estudiantes negros de Florida obtuvieron un puntaje inferior al promedio nacional de lectura en el cuarto grado, aproximadamente un grado y medio por debajo de incluso los estados con peor rendimiento (en un empate, Hawai y Luisiana obtuvieron el más bajo puntaje con un promedio de 200). Para el 2009, los niños negros en Florida tuvieron un puntaje superior o equivalente al promedio estatal para todos los niños en ocho estados: Alaska, Arizona, California, Hawai, Luisiana, Mississippi, Nevada y Nuevo México. Los niños negros en Florida lograron esta victoria a pesar del hecho que todos los ocho estados lograron ciertas mejoras entre 1998 y el 2009.

Con el fin de clarificar, el mapa 1 compara solamente a los estudiantes negros de Florida con los promedios estatales para todos los estudiantes en estos ocho estados. Por lo tanto, el promedio de California, por ejemplo, incluye a niños de todos los niveles económicos y orígenes raciales. La NAEP llegó a las cifras para California por medio de una muestra estatal que incluía a niños de suburbios adinerados.[8]

El mapa 2 ofrece los puntajes de lectura de cuarto grado de los estudiantes hispanos de Florida en la Libreta Nacional de Calificaciones (Nation’s Report Card) del 2009. El mapa destaca los estados en los que el puntaje promedio para todos los estudiantes fue ya sea, inferior o equivalente al puntaje promedio de los estudiantes hispanos de Florida. El mapa muestra un logro impresionante, especialmente si se tiene en cuenta el hecho que los estudiantes de cuarto grado toman la prueba de lectura de NAEP en inglés. Tras una década de mejoras contundentes, los estudiantes hispanos de Florida ahora tienen un puntaje superior o equivalente a los promedios de 31 estados.

Comparacion de los promedios estatales a los de los estudiantes hispanos de Florida

Vale la pena señalar el alto número de estados con una población predominantemente blanca destacados en el mapa: Iowa, Michigan, Minnesota, Oregon, Washington y Wyoming. También son dignos de notar los casos de Carolina del Norte y Texas, dos estados orgullosos de sus reformas de K–12 en la década previa, y Tennessee, uno de los dos finalistas en la primera rueda de la competencia Carrera a la Cima (Race to the Top) del gobierno del Presidente Obama.

Hoy en día, el estudiante hispano promedio de Florida tiene un puntaje de casi dos grados por encima del promedio de sus compañeros en todo el país. En lectura del cuarto grado, la brecha de rendimiento entre estudiantes blancos a nivel nacional y estudiantes hispanos en Florida ha disminuido 76 por ciento desde 1998.

¿Cómo lo logró Florida? El éxito del estado fue resultado de las reformas de sentido común implementadas durante el período del gobernador Jeb Bush, las cuales se detallan abajo.

Las reformas de Florida: Un modelo de éxito

A partir de 1999, dos años antes de la aprobación de la No Child Left Behind Act (NCLB), Florida inició una reforma integral del sistema educativo. El gobernador Jeb Bush dirigió una serie de enérgicas reformas educativas que incluían estándares más altos, verdadero rendimiento de cuentas y transparencia. Durante la década posterior, caracterizada por un aumento significativo de control federal en educación, Florida siguió su propio curso con la reforma educativa, la cual continúa mejorando hasta ahora.

Opciones a los padres. El modelo de reforma de Florida incluye sólidas opciones de escuelas. Hoy en día, las familias en Florida tienen acceso a opciones de escuelas públicas y de escuelas privadas, escuelas independientes y por Internet:

  • Opción de escuelas públicas. Como se planeó originalmente en 1999, el componente de opciones de escuelas del modelo de reforma educativa de Florida permitía que los estudiantes en escuelas que habían recibido una “F” durante dos de los cuatro años previos recibieran un vale para asistir a una escuela pública o privada de más alto desempeño elegida por sus padres.
  • Opción de escuelas privadas. Desde el 2000, las familias en Florida con hijos con necesidades especiales han tenido acceso al Programa de Becas McKay, que les otorga vales para asistir a la escuela privada de su elección. Durante el año escolar 2008-2009, 20,530 estudiantes de Florida recibieron becas por medio del programa McKay.[9] En abril del 2010, la Legislatura de Florida aprobó una expansión del programa de vales McKay, lo que permitió que niños en edad preescolar con necesidades especiales pudieran recibir una beca al comenzar kindergarten. Las corporaciones de Florida pueden recibir un crédito tributario equivalente a su aporte a organizaciones que financian becas privadas para estudiantes de bajos ingresos.[10]
  • Escuelas independientes. Las escuelas independientes —escuelas públicas exentas de mucha de la reglamentación a la que las escuelas públicas tradicionales están sometidas— ofrecen a las familias otra opción en Florida. Durante el año escolar 2008-2009, más de 100,000 estudiantes de Florida asistieron a escuelas independientes, y más de 50 nuevas escuelas independientes comenzaron a operar.[11] El dinámico entorno de escuelas independientes en Florida lo hace uno de los mejores estados del país para escuelas independientes.
  • Educación virtual. Florida también es líder en aprendizaje por Internet. La Escuela Virtual de Florida (Florida Virtual School), una de las más grandes escuelas virtuales del país, matriculó a más de 71,000 estudiantes durante el año escolar 2008-2009.[12]

Paga por desempeño y acreditación alternativa de maestros. En el 2002, Florida comenzó a ofrecer vías alternativas para la acreditación de maestros. Actualmente, casi la mitad de todos los maestros se certifican por medio de un programa alternativo de acreditación.[13] Todos los distritos escolares de Florida ofrecen ahora acreditación alternativa de maestros por medio de capacitación mientras se trabaja. Florida también ha creado Institutos para la Preparación de Educadores (Educator Preparation Institutes) con el fin de ofrecer acreditación acelerada de maestros a los egresados universitarios con conocimiento de la materia pero que no obtuvieron un grado en educación y para profesionales a mitad de carrera.[14] Florida también acepta otras vías alternativas para acreditación de maestros, como la American Board for Certification of Teacher Excellence (ABCTE).[15] Además, Florida ofrece reciprocidad a certificados de enseñanza de otros estados y permite que quienes obtuvieron una subespecialidad en educación en la universidad se desempeñen como maestros. Ofrecer buenas vías alternativas para poder enseñar asegura que Florida pueda atraer a maestros de alta calidad.

Si bien es la acreditación alternativa de maestros lo que atrae a maestros de alta calidad a Florida, la paga por desempeño del estado ayuda a mantenerlos en el aula. El sistema salarial de Florida recompensa a los maestros que obtienen logros significativos con sus estudiantes en materias evaluadas por la Prueba Integral de Evaluación de Florida (Florida Comprehensive Assessment Test o FCAT). Los maestros pueden recibir paga por desempeño de hasta 10 por ciento de su salario básico.[16] Además, Florida ha implementado un programa de reconocimiento de escuelas que otorga bonificaciones de $75 por estudiante por obtener una calificación de una letra superior en el sistema estatal de libreta de calificaciones o por mantener una “A”. Las bonificaciones van directamente a los directores y maestros, circunvalando la negociación colectiva.[17]

Otro aspecto del plan de paga por desempeño de Florida incluye recompensar a maestros con bonificaciones por aumentar el número de estudiantes que aprueban cursos de Advanced Placement (AP). Los maestros de cursos de AP reciben $50 por cada clase de AP que el alumno aprueba con éxito, con un máximo de $2,000 a las bonificaciones por año escolar. Las escuelas, y no los distritos escolares, también reciben bonificaciones de $700 por cada alumno que aprueba un examen de AP. Finalmente, las escuelas que recibieron una “D” o “F” reúnen los requisitos para recibir $500 adicionales por cada estudiante que apruebe un examen de AP.[18]

Existe evidencia de que el énfasis de Florida en los cursos de Advanced Placement está produciendo resultados. Desde que se iniciaron las recompensas por desempeño por la conclusión exitosa de cursos de AP, Florida ha logrado aumentar significativamente el número de estudiantes que toman y aprueban los exámenes de AP. En el 2009, 40.2 por ciento de los egresados de escuelas públicas de Florida tomaron un examen de AP, en comparación con apenas 26.5 por ciento a nivel nacional. En el 2009, 21.3 por ciento de los estudiantes que tomaron la prueba en Florida obtuvieron una calificación de por lo menos “3” (la calificación que normalmente se requiere para recibir crédito universitario) en un examen de AP durante sus años de secundaria, en comparación con 15.9 por ciento de quienes tomaron la prueba a nivel nacional. La College Board destaca que Florida, que ocupa el cuarto lugar entre los estados con más estudiantes que toman pruebas de AP en el país, tuvo el mayor incremento anual en el porcentaje de la población estudiantil que recibió por lo menos una calificación de 3 o más alta en la prueba de AP durante la secundaria (3.1 por ciento).[19] En suma, Florida ahora ocupa el quinto lugar en el país con respecto al porcentaje de estudiantes que toman pruebas de AP y obtienen una calificación de por lo menos 3 mientras están en la secundaria.

Tendencias educativas clave: De los anos setenta a la actualidad

El porcentaje de estudiantes minoritarios que toman y aprueban los exámenes de AP en Florida también ha aumentado significativamente. En el 2009, 24.8 por ciento de quienes tomaron una prueba de AP en Florida fueron hispanos, en comparación con 15.5 por ciento a nivel nacional. Además, 27.6 por ciento de quienes tomaron una prueba de AP y obtuvieron por lo menos una calificación de 3 fueron hispanos, en comparación con apenas 14.3 por ciento a nivel nacional. En el 2009, 12.9 por ciento de quienes tomaron una prueba de AP en Florida fueron negros, en comparación con 8.2 por ciento a nivel nacional. En el 2009, 6.3 por ciento de quienes tomaron una prueba de AP y obtuvieron una calificación de por lo menos 3 fueron negros, en comparación con 3.7 por ciento a nivel nacional.[20]

Estándares y rendimiento de cuentas. Una de las piedras angulares de las reformas educativas de Florida fue el A+ Accountability Plan, que a partir de 1999 requirió que los estudiantes del tercer al 10º grado dieran pruebas anuales de lectura y matemáticas usando la Florida Comprehensive Assessment Test. Antes de que se implementara la FCAT, en todo el estado se administraban ocho pruebas diferentes de evaluación de desempeño por percentiles.[21] Además de incluir dichas evaluaciones, la nueva FCAT incluía evaluaciones por objetivos, para comparar a los estudiantes de Florida con los estudiantes de todo el país. La FCAT, que cumple con los altos estándares estatales de Florida, también proporcionó los datos necesarios para que este estado comenzara a evaluar escuelas y distritos.

Aunque Florida ha evaluado escuelas desde 1995, en 1999 el estado pasó de una escala no informativa de I-V a una escala de calificación más simple de A-F para escuelas y distritos. El nuevo sistema de calificación, junto con la introducción de la FCAT, significó que tanto las escuelas como los estudiantes debían rendir cuentas por los resultados académicos. Aunque el estado basa las calificaciones de escuelas en el rendimiento estudiantil en la FCAT, a partir del 2001, el estado basó 50 por ciento de la calificación en logros de aprendizaje. Además, en el 2010, la tasa de graduación de estudiantes vulnerables, la tasa general de graduación y la preparación para la universidad comenzaron a contar en las calificaciones.[22] Cuando Florida implementó el nuevo sistema de calificación en 1999, había más escuelas con D y F que escuelas con A o B. A partir del 2009, había diez veces más escuelas con calificaciones de A y B en Florida que escuelas con calificaciones de D y F.[23] Florida creó incentivos pecuniarios para las escuelas que recibían buenas calificaciones y sanciones para las escuelas que recibían malas calificaciones.

Además de hacer que las escuelas rindieran cuentas por medio del nuevo sistema de calificación, Florida también hizo que padres y estudiantes rindieran cuentas al disminuir la promoción social. El nuevo plan de reforma educativa requería que los estudiantes aprobaran la prueba de lectura de la FCAT del tercer grado antes de pasar al cuarto grado. Específicamente, los estudiantes de tercer grado con una calificación de apenas uno de cinco en lectura en la FCAT repiten el tercer grado y toman cursos de recuperación hasta que puedan demostrar aptitudes básicas de lectura y redacción. La política contiene varias excepciones y límites de tiempo, pero establece firmemente que si un niño no puede leer o escribir, debe repetir el tercer grado.

La política de Florida de retención en el tercer grado quizá parezca cruel a algunos, y los estudios demuestran que, de hecho, es cruel con algunos estudiantes: quienes fueron exentos de estas disposiciones.[24]

En el 2006, aproximadamente 29,000 estudiantes de tercer grado reprobaron la porción de lectura de la FCAT.[25] La política de retención de Florida contenía una serie de exenciones. Un análisis por expertos del Manhattan Institute comparó los logros académicos de estudiantes que repitieron el año con el de dos grupos de estudiantes similares: quienes obtuvieron puntajes que apenas les evitaron repetir el año y quienes obtuvieron puntajes suficientemente bajos como para repetir el año pero recibieron una exención.

El equipo del Manhattan Institute reportó que tras dos años, “los estudiantes de Florida que repitieron el año alcanzaron logros significativos en lectura con relación al grupo de control de estudiantes promovidos socialmente”.[26] Los investigadores concluyeron que el beneficio académico aumentó después del segundo año: “Esto es, los estudiantes que carecen de aptitudes básicas y que son promovidos socialmente parecen quedar más rezagados con el tiempo, mientras que los estudiantes que repitieron el año aparentemente logran dominar las aptitudes que carecían”.[27]

Las escuelas no les hicieron ningún favor a los niños que recibieron exenciones: Los estudiantes que repitieron el año aprendieron a leer, mientras que los estudiantes promovidos continuaron rezagados. Los estudiantes con el más pobre desempeño resultaron ser los más beneficiados por las estrictas reformas de Florida. Es más, el porcentaje de estudiantes que obtuvieron un puntaje suficientemente bajo como para repetir el año disminuyó en 40 por ciento a medida que las escuelas le prestaron más atención a la capacidad de leer y escribir a una edad temprana.

Disminuir la brecha entre las razas requiere de una reforma audaz

La Nation’s Report Card indica que Florida ha alcanzado logros enormes en disminuir la brecha de rendimiento entre las razas. Vale la pena notar que el limitado progreso a nivel nacional en aumentar los puntajes de estudiantes negros e hispanos incluye el progreso de Florida. Si se extrajeran los resultados de Florida de dichas cifras, sería incluso menos impresionante. No existe un consenso nacional para adoptar reformas del tipo de Florida, a las cuales aún se oponen los sindicatos de maestros a pesar de su obvio y arrollador éxito. Por lo tanto, quienes favorecen la reforma enfrentan una tarea imponente en la implementación de estas reformas y otras de mayor envergadura estado por estado.

En la política, existen problemas y existen situaciones. Un problema es algo que alguien todavía está tratando de solucionar. Una situación es algo con lo que alguien se ha dado por vencido y simplemente llega a aceptar, aunque con renuencia. Lo bueno es que las brechas de rendimiento entre las razas son un problema que debe solucionarse, no una situación que debe aceptarse. Además, las medidas conservadoras y de sentido común han demostrado la capacidad de resolver el problema, lo cual es marcadamente diferente a los fracasados esfuerzos de décadas previas. A pesar de las mejores intenciones que puedan haber impulsado esfuerzos pasados, éstos no lograron producir los resultados que se pretendía. Al inicio de su período como secretario de Educación, Rod Paige declaró que “tras gastar $125,000 millones en fondos del Título I durante 25 años, prácticamente no tenemos ningún resultado”.[28] Lamentablemente, ése sigue siendo el caso.

Las brechas de rendimiento entre las razas afectan a Estados Unidos desde hace demasiado tiempo. El ejemplo de Florida demuestra que es posible mejorar el rendimiento estudiantil al instituir una variedad de reformas curriculares basadas en opciones e incentivos, que presionan a las escuelas a mejorar. Otros estados han comenzado a emular la exitosa estrategia de Florida. En la ciudad de Nueva York, el rector Joel Klein adoptó reformas basadas en el modelo de Florida. Siguiendo el ejemplo de Florida, las legislaturas de cinco estados (Arizona, Georgia, Ohio, Oklahoma y Utah) han adoptado programas de vales para niños con necesidades especiales. En el 2010, los legisladores de Arizona e Indiana adoptaron elementos importantes de las reformas de Florida, entre ellos evaluación de escuelas, acreditación alternativa de maestros y disminución de promociones sociales.

Lecciones para los líderes federales y estatales que dictan la política

Las exitosas reformas educativas de Florida deben llevar a los encargados de dictar la política a las siguientes conclusiones:

  • Los estados tienen un mejor desempeño en materia de mejoras educativas que el gobierno federal. Ya que dentro de poco se considerará la reautorización de No Child Left Behind, quienes dictan la política deben aumentar la flexibilidad con la que cuentan los estados y, a fin de cuentas, exonerarlos de muchas de las imposiciones de acatamiento burocrático de la ley. Al fin y al cabo, las escuelas y distritos escolares deberán rendir cuentas ante los padres por muchas de las mismas reformas que Florida implementó exitosamente: opción de escuelas, transparencia de escuelas, resultados de los estudiantes y mejor calidad de maestros. Permitir que los estados tengan la flexibilidad para implementar los tipos de reformas que mejor satisfacen las necesidades de los estudiantes asegurará que las escuelas les rindan cuentas a los padres y contribuyentes, y que el rendimiento académico esté al alcance de todas las familias.

Recomendaciones para los líderes nacionales encargados de dictar la política

Quienes dictan la política a nivel nacional deben librar a los estados de la burocracia federal y permitir que los líderes estatales usen los fondos de educación de la manera que mejor atienda las necesidades de sus escuelas y familias locales.

  • La burocracia y reglamentación desde Washington a menudo impide la implementación de reformas educativas significativas por los estados. Los encargados de dictar la política nacional deben exonerar a los estados de normas impuestas desde el nivel federal y darles a los encargados de dictar política en los estados la oportunidad de optar por no participar en los programas federales de educación. Se debe permitir que los estados usen los fondos para educación de la manera que mejor satisfaga las necesidades de sus escuelas y familias locales. También se debe permitir que los estados consoliden los fondos federales con el propósito de asignar mejor los recursos a cualquier fin educativo legal conforme a las leyes estatales.
  • Quienes dictan la política a nivel nacional deben permitir que los líderes estatales dejen que los padres lleven su porción de fondos federales para educación a la escuela que elijan. Se debe permitir que los padres usen en las escuelas que elijan su porción de fondos federales para educación de programas como la Ley para Personas con Discapacidades (Individuals with Disabilities Act o IDEA) y el Título I.

Recomendaciones para los líderes estatales encargados de dictar la política

Quienes dictan la política nivel estatal deben implementar reformas educativas sistemáticas para asegurar mayor rendimiento de cuentas a padres y contribuyentes.

  • Florida ofrece un ejemplo de la vida real del potencial que las reformas educativas sistemáticas mejoren el desempeño académico. Extender la opción de los padres de escoger escuelas, acabar con la promoción social y aumentar el rendimiento de cuentas por las escuelas a los padres y contribuyentes han resultado en mejor rendimiento académico y desempeño escolar. Quienes dictan la política a nivel estatal deben implementar reformas educativas sistemáticas para asegurar el rendimiento de cuentas a padres y contribuyentes.

Conclusión

Desde 1985, los gastos educativos por alumno, con ajustes por inflación, han aumentado en 138 por ciento. Y así como los fondos federales para educación se han incrementado, también lo ha hecho la burocracia federal. A pesar de una participación cada vez mayor del gobierno federal en la educación, el rendimiento académico ha permanecido igual.

Hay una manera de realmente mejorar la educación, la cual acoge una filosofía que restaura la soberanía de los estados y eleva a los estados a laboratorios de reforma. Florida sirve de gran ejemplo de la capacidad de los estados de hacer lo que mejor hacen: hacer innovaciones de la manera que mejor atienda las necesidades de los estudiantes y familias locales. Florida está logrando lo que los promotores de la reforma educativa a nivel nacional se han esforzado por lograr en las últimas décadas: eliminar las brechas en el rendimiento y poner las oportunidades educativas al alcance de todos los niños. Quienes dictan la política a nivel federal y estatal deben considerar a Florida como un ejemplo de lo que es posible si se implementan estrategias de reforma centradas en los padres y en los estudiantes.

Matthew Ladner, Ph.D., es vicepresidente de investigación en The Goldwater Institute, y Lindsey M. Burke es analista de política nacional en The Heritage Foundation.

[1] Howard Fuller, “The Real Evidence: An Honest Update on Scholl Choice Experiments”, Wisconsin Interest (Otoñol/ Invierno 1997), p. 19.

[2] National Center for Education Statistics, “NAEP Data Explorer”, en http://nces.ed.gov/nationsreportcard/naepdata (27 de agosto, 2010).

[3] “Randi Weingarten elected AFT President”, WNET.org, 15 de julio, 2008, en http://thirteencelebration.org/blog/edblog/ randi-weingarten-elected-aft-president/90/ (9 de septiembre, 2010). La Sr(t)a. Weingarten fue elegida presidenta de la American Federation of Teachers el 14 de julio, 2008. Esta cita es de su discurso de aceptación.

[4] Paul T. Hill y Marguerite Roza, “The End of School Finance As We Know It”, Education Week, 30 de abril, 2008, en http://www.crpe.org/cs/crpe/view/news/50 (27 de agosto, 2010).

[5] Terry M. Moe y John E. Chubb, Liberating Learning: Technology, Politics, and the Future of American Education (San Francisco: Jossey Bass, 2009), págs. 29–56.

[6] Steven Brill, “The Rubber Room: The Battle Over New York City’s Worst Teachers”, The New Yorker, 31 de agosto, 2009, en http://www.newyorker.com/reporting/2009/08/31/090831fa_fact_brill#ixzz0jEjLuhxrhttp://www.newyorker.com/reporting/2009/08/31/090831fa_fact_brill (27 de agosto, 2010).

[7] A partir del 2003, No Child Left Behind hizo de la participación en NAEP un requisito para recibir fondos federales. Antes del 2003, la participación estatal en la NAEP era voluntaria.

[8] Ya que la NAEP usa muestras representativas de estudiantes en vez de darles pruebas a todos los estudiantes en todos los estados, existe un margen de error de muestreo, lo que significa que el puntaje de los estudiantes negros de Florida (211) y de todos los estudiantes de California (210) debe considerarse equivalente, dado que una diferencia de sólo un punto está dentro del margen de error.

[9] Lindsey Burke, “School Choice in America 2009: What it Means for Children’s Futures”, Heritage Foundation Backgrounder No. 2332, 4 de noviembre, 2009, en http://www.heritage.org/Research/Reports/2009/11/School-Choice-in-America2009-What-it-Means-for-Childrens-Futures (27 de agosto, 2010).

[10] Los investigadores descubrieron que el programa de créditos tributarios produjo mejoras estadísticamente significativas en las escuelas públicas de Florida. Se determinó que el Florida Tax Credit Scholarship Program tiene un impacto en un sistema de escuelas públicas multimillonario, que permite que las corporaciones reciban un crédito tributario equivalente a la cantidad donada a organizaciones que otorgan becas y proporcionan vales a niños de bajos ingresos para asistir a una escuela privada escogida por sus padres. La competencia creada en el sistema de escuelas públicas de Florida como resultado del programa de vales resultó en mejoras en los puntajes en pruebas de estudiantes en escuelas públicas. Ver David Figlio y Cassandra M.D. Hart, “Competitive Effects of Means-tested School Vouchers”, Institute for Policy Research, Northwestern University, mayo del 2010, en http://www.northwestern.edu/ipr/publications/papers/2010/IPR-WP-10-03.pdf (30 de septiembre, 2010).

[11] Office of Independent Education and Parental Choice, “About Florida’s Charter Schools”, Departamento de Educación de Florida, en http://www.floridaschoolchoice.org/Information/Charter_Schools (27 de agosto, 2010).

[12] Florida Virtual School, “2008–2009 FLVS Enrollment Summary”, 1º de julio, 2009, en http://www.flvs.net/areas/aboutus/Documents/EnrollmentSummary.pdf (27 de agosto, 2010).

[13] Matthew Ladner y Dan Lips, “How ‘No Child Left Behind’ Threatens Florida’s Successful Education Reforms”, Heritage Foundation Backgrounder No. 2226, 7 de enero, 2009, en http://www.heritage.org/Research/Reports/2009/01/How-No-ChildLeft-Behind-Threatens-Floridas-Successful-Education-Reforms (27 de agosto, 2010).

[14] Departamento de Educación de Florida, “Florida Colleges: Educator Preparation Institutes”, en http://www.fldoe.org/cc/ OSAS/aptp/ epi.asp (27 de agosto, 2010).

[15] American Board for Certification of Teacher Excellence, “Become a Teacher in Florida”, en http://www.abcte.org/teach/ florida (27 de agosto, 2010).

[16] Ladner y Lips, “How ‘No Child Left Behind’ Threatens Florida’s Successful Education Reforms.”

[17] Patricia Levesque, Foundation for Excellence in Education, “Florida Formula for Student Achievement: Lessons for the Nation”, presentación de PowerPoint en la Cumbre de Reformas Educativas (Education Reform Summit) en Atlanta, 30 de octubre, 2009.

[18] Ibid.

[19] College Board, “The 6th Annual AP Report to the Nation”, 10 de febrero, 2010, en http://www.collegeboard.com/html/aprtn/pdf/ap_report_to_the_nation.pdf (27 de agosto, 2010).

[20] Ibid.

[21] Levesque, “Florida Formula for Student Achievement: Lessons for the Nation.”

[22] Ibid.

[23] Ibid.

[24] Jay P. Greene y Marcus A. Winters, “Getting Farther Ahead by Staying Behind: A Second-Year Evaluation of Florida’s Policy to End Social Promotion”, Manhattan Institute Civic Report No. 49, septiembre del 2006, en http://www.manhattaninstitute.org/html/cr_49.htm.  

[25] Laura Green, “Despite Rise in Scores, Reading Still Emphasized; Schools Want to Reach Lowest-Performing Students”, Sarasota Herald-Tribune, 4 de mayo, 2006.

[26] Greene y Winters, “Getting Farther by Staying Behind.”

[27] Ibid.

[28] Larry Elder, Showdown (New York: St. Martin’s Press, 2002), pág. 45.

Authors

Lindsey Burke
Lindsey Burke, PhD

Director, Center for Education Policy

Matthew Ladner

Director of the Arizona Center for Student Opportunity at the Arizona Charter School Association