Durante la pasada década, los políticos
ecuatorianos se han destacado por su falta de respeto a las reglas.
Honrados cuando son elegidos, muy pronto se convierten en criaturas
del corrupto sistema político. Cuando los reformistas los
reemplazan y repiten el mismo error, el ciclo continúa. En
años anteriores, Estados Unidos podría haber ayudado
a Ecuador a fortalecer el estado de derecho para poner coto a la
impunidad. Ahora estamos empezando otra vez con nuevos
líderes y nuevas agendas. La inestabilidad de Ecuador es
como un cuento con moraleja de advertencia que nos dice por
qué Estados Unidos debe concentrar sus esfuerzos en
principios democráticos e instituciones
sólidas.
La última víctima de Ecuador es el ex presidente
Lucio Gutiérrez, destituido por una mayoría simple de
legisladores el 20 de Abril, rechazando 2 Cortes Supremas una tras
otra. Los opositores dicen que abandonó su cargo rompiendo
la ley y autorizando al congreso a destituirle sin un juicio por
impeachment y sin debate público.
Nadie tiene que sentirse triste por Gutiérrez. Tuvo muchos
malos ejemplos. En 1996, sirvió como asistente militar del
presidente Abdalá Bucarám, conocido como el Loco, que
se quejaba de robarle a los oligarcas y luego puso a sus compinches
en el gobierno quienes a su vez presuntamente robaron a la Hacienda
Pública. Cuando trató de imponer medidas de
austeridad, los legisladores lo echaron.
Como coronel del ejército, Gutiérrez se unió a
líderes sindicales y exclusivos grupos de presión
para derrocar al presidente Jamil Mahuad que estaba tratando de
dolarizar la economía. El vicepresidente de Mahuad y su
sucesor Gustavo Noboa dolarizaron la economía de todas
maneras para contener la inflación desenfrenada antes que su
propia administración terminase por un escándalo de
bonos.
En 2002, los votantes eligieron a un contrito Gutiérrez. Se
rodeó con consejeros competentes y ayudado por los altos
precios del petróleo mantuvo la economía en
crecimiento con contención fiscal. Aseguró a los
líderes extranjeros que no seguiría el ejemplo
populista del hombre fuerte de Venezuela Hugo Chávez. Pero
su base izquierdista lo abandonó y sus adversarios
bloquearon su agenda. Así es que él respondió
del mismo modo con decisiones cada vez más
arbitrarias.
En Noviembre de 2004, cuando los legisladores trataron de hacerle
un proceso de impeachment a Gutiérrez, los partidarios de
Bucarám vinieron en su auxilio. Como pago por el favor,
llamó a su mayoría parlamentaria para que destituyese
a la Corte Suprema justo cuando los jueces estaban revisando los
cargos contra el exiliado líder. Pero los legisladores no
pueden echar a los jueces directamente y sólo la corte puede
nombrar a sus sucesores.
En Marzo, la nueva corte anuló los cargos de
corrupción contra los presidentes Bucarám y Noboa. Al
regresar del exilio, Bucarám dijo a sus partidarios que
volvería a presentarse a las elecciones presidenciales para
liderar "una gran revolución bolivariana" como Chávez
en Venezuela. Cuando los ecuatorianos oyeron eso, muchos salieron a
las calles en protesta. Gutiérrez declaró el estado
de emergencia y disolvió el nuevo tribunal. Y como las
protestas se intensificaban, los parlamentarios votaron 60 a 2 para
destituir al presidente Gutiérrez, marcando la tercera vez
desde Bucarám que un jefe de estado elegido en las urnas ha
sido destituido.
Para complicar el asunto aún más, 52 parlamentarios
"abandonaron" la constitución en diciembre para ayudar a
Gutiérrez a destituir la primera corte suprema. Luego
está el problema de la presente corte suprema, o la falta de
ella. El congreso despidió al tribunal preexistente y
Gutiérrez despidió al que le sucedió. Es poco
probable que el gobierno interino del ex vicepresidente Alfredo
Palacio pueda calmar las aguas sin la intervención
considerable de organizaciones foráneas como la OEA.
Para volver a tierra firme, los políticos ecuatorianos deben
ponerle freno a la impunidad y abrir el gobierno para una
participación popular más amplia. El Doctor Edgar
Terán que lidera una fundación llamada "Hacia la
Seguridad-Imperio de la Ley" dice que el congreso debe simplificar
los códigos legales y eliminar miles de leyes "basura" que
son contradictorias y que facilitan la corrupción gracias a
una interpretación arbitraria. También debería
enmendar artículos de la constitución para imponer un
sistema de equilibrio de poderes y controles mutuos (el sistema
americano de "check and balances") para los nombramientos
judiciales y poner un límite a los despidos presidenciales
para asegurar una deliberación en regla.
Ya que el gobierno es del pueblo, dice Terán, las leyes
deberían permitir elecciones primarias con listas abiertas
para que cualquiera se presente a una elecciones, no sólo
los amigos de los líderes del partido o los "dueños
del partido" como a veces se les llama. Una escuela de liderazgo
nacional podría ayudar a los candidatos a entender
cómo se supone que debe funcionar un gobierno antes de
aterrizar en el puesto.
Y mientras que Estados Unidos hizo un buen trabajo alentando a
Gutiérrez a respaldar el libre comercio, a abstenerse de
entrar en la Corte Penal Internacional y a permitir que Estados
Unidos usara las instalaciones militares ecuatorianas para la lucha
contra las drogas, sin embargo el promover un gobierno responsable
e instituciones efectivas fue sólo una meta secundaria.
Ahora, algunos de los nuevos ministros dicen que Ecuador
debería renunciar a esos compromisos previos.
El tiempo es limitado. Los partidos izquierdistas quieren que
Ecuador se distancie de Estados Unidos. Las guerrillas colombianas
de las FARC están presentes en el norte de la provincia de
Sucumbíos. Las fuerzas de seguridad ecuatorianas necesitan
un mayor entrenamiento profesional. Hugo Chávez de Venezuela
tiene activistas allí que están creando apoyos para
su agenda populista. Algunos empresarios, alineados con banqueros
locales, quieren la desdolarización para que sólo
ellos puedan tener cuentas bancarias en una moneda estable.
Estados Unidos no puede abandonar su compromiso pero tampoco puede
confiarse de un grupo novato de reformistas para que les salve la
situación. Mas bien debe reforzar el apoyo a los principios
democráticos y a las instituciones sólidas para que
estén al servicio de los ciudadanos de a pie y no de las
beligerantes élites políticas de Ecuador.
Stephen Johnson
es el analista político decano especializado en
América Latina del "Centro Douglas and Sarah Allison para
Política Exterior" y del "Instituto Shelby Cullom Davis para
Estudios Internacionales" de la Fundación Heritage.
Report Americas
El problema número 1 de Ecuador
April 26, 2005 4 min read
Stephen Johnson
Former Senior Policy Analyst
Stephen served as a Senior Policy Analyst.
Authors
Stephen Johnson
Former Senior Policy Analyst
Exclusive Offers
5 Shocking Cases of Election Fraud
Read real stories of fraudulent ballots, harvesting schemes, and more in this new eBook.
The Heritage Guide to the Constitution
Receive a clause-by-clause analysis of the Constitution with input from more than 100 scholars and legal experts.
The Real Costs of America’s Border Crisis
Learn the facts and help others understand just how bad illegal immigration is for America.
More on This Issue
COMMENTARY 15 min read
COMMENTARY 3 min read
COMMENTARY 2 min read