Desde los tiempos bíblicos hasta la modernidad de este día la triste institución de pobreza siempre nos ha acompañado. Igual de antigua es la institución de matrimonio que forma la fundación de nuestra sociedad. Por siglos, prácticamente toda medida para reducir o erradicar la pobreza por parte del gobierno ha sido en vano.
¿Pero que tal si el matrimonio tuviera la llave para reducir la pobreza?
Pues según un reciente estudio escrito por un experto en asuntos de indigencia, el incremento de niños naciendo fuera del matrimonio ha coincidido con el aumento de pobreza en nuestra sociedad. Este tema es particularmente candente con la actual recesión económica que nos tiene con una cifra nacional de desempleo de casi el diez por ciento.
Igual de preocupante son los hallazgos realizados por el Departamento de Censo que encontró que el número de estadounidenses viviendo en la pobreza ha subido a un 14.3 por ciento – una de las más altas cifras en décadas. Para nuestra comunidad hispana, la cifra es una escalofriante 25.3 por ciento, o sea un incremento de 23.2 por ciento en el año 2008 al 2009. En términos más claros, estos hallazgos quieren decir que uno de cada cuatro hispanos vive en la pobreza.
Cifras alarmantes sin duda, pero la pregunta procede: ¿Qué hacer?
Para algunos la respuesta es previsible. Para muchos estadounidenses, incluyendo muchos de nuestros políticos (a nivel estatal y federal) combatiendo la pobreza requiere mas gasto financiero para programas de pobreza. Siguiendo esta lógica, entre mas dinero gastamos, mas pronto erradicaremos la pobreza.
Claro que este concepto no es nada nuevo. Es mas, fue hace casi cinco décadas atrás que el Presidente Lyndon B. Johnson inicio la “Guerra contra la Pobreza.” En su noble búsqueda para eliminar la pobreza en nuestro país, nuestro Congreso estadounidense se desempeño a gastar millones tras millones de dólares para programas de indigencia.
Décadas después de seguir en este camino, es tristemente obvio que estamos perdiendo la “Guerra contra la Pobreza,” como las más recientes cifras del Censo destacan. Y en el proceso, nuestro país se ha gastado billones tras billones de dólares con poco fruto.
Parte de nuestro fracaso es la esquema equivocada del gobierno en recompensando el no trabajar a favor de mas dependencia del gobierno. En términos prácticos, las leyes en este país desaniman a madres solteras para no buscar empleo y el matrimonio. Esto a pesar que expertos resaltan la importancia que tiene el empleo y el matrimonio en reduciendo la pobreza.
A la misma vez, preocupados por ser percibidos como en contra de los pobres, la mayoría de los políticos continúan apoyando el actual esquema a pesar que esta aproximación no esta acertando.
La realidad es que tenemos que empezar a considerar los meritos en medidas no vinculadas con más y más gasto estatal hacia los pobres. Como mi colega Robert Rector acierta en su estudio, niños viviendo con solo uno de sus padres es más propenso a vivir en la pobreza. Esto es particularmente importante para nosotros considerando que el índice de niños hispanos naciendo fuera del matrimonio sigue escalando con el paso del tiempo.
Lamentablemente, la pobreza persiste. Pero si realmente queremos lidiar con esta trágica institución, es hora que acertemos la importancia de los buenos valores mientras reconociendo las limitaciones del gobierno.
Israel Ortega es un Socio para la Prensa Hispana pare la Fundación Heritage.
Primero aparecio en Tu Decides