Evitar el peligro es un instinto de
supervivencia que permite a personas como ustedes y yo marchar
adelante en nuestras vidas. La necesidad de seguridad nos insta a
cambiar de hábitos y de ambiente cuando sea necesario. Es lo
que nos insta a buscar un sueldo estable para poder comprar una
casa y formar una familia.
Las sociedades también buscan seguridad para que sus
ciudadanos vivan en paz, conduzcan sus negocios y realicen sus
sueños individuales. Pero las sociedades no pueden hacerlo
si no están listas para responder a cualquier cambio que las
efecte. Se dice que un desvío de mil kilómetros
comienza en un auto con un radiador goteando y con una llanta
desinflada. La falta de respuesta ante el cambio en las
condiciones, fue una de las causas lo que le ocurrió a los
EEUU el 11 de septiembre de 2001.
Hoy somos más conscientes de las amenazas que existen en el
mundo que nos rodea. Pero aún nos queda un largo trecho por
delante en la preparación para enfrentarlas. El jefe de la
Comisión contra el Terrorismo de las Naciones Unidas,
Embajador Inocencio Arias de España, después de los
ataques contra los ferrocarriles en Madrid este año, dijo
que se podría repeler actos terroristas 49 veces, pero la
quincuagésima vez los agresores lo lograrán. Por
supuesto, el terrorismo es un tipo de amenaza; existen otras de
tipos e intensidades diferentes.
En la Conferencia Especial sobre Seguridad realizada el año
pasado en México, los representantes de la
Organización de Estados Americanos (OEA) identificaron 8
categorías de amenazas-algunas directas, y otras indirectas.
Estas son: el terrorismo, los conflictos entre Estados, el
armamentismo, el crimen transnacional, el tráfico de armas,
los desastres naturales, ataques al sistema de salud
pública, y la pobreza. Los desastres naturales son
constantes; pero mientras las guerras entre Estados están
desapareciendo, el terrorismo y el crimen transnacional van en
aumento.
Ningún país, ni los Estados Unidos, ha estado lo
suficientemente equipado para enfrentar las nuevas amenazas
emergentes tales como el tráfico de drogas ilícitas,
el terrorismo, o las armas de destrucción masiva en manos
erróneas. Los Estados Unidos ha tenido que reorganizar sus
políticas de seguridad, porque su estrategia de frenar
agresiones externas con armas nucleares durante la Guerra
Fría ofreció defensa contra amenazas de otros
estados, pero poca protección interna.
Las leyes aprobadas después de la Guerra Civil
estadounidense, hace cerca de 130 años atrás,
prohíben la colaboración entre el Ejército y
las fuerzas policiales locales. Al mismo tiempo, las funciones
especializadas de las agencias nacionales responsables por el
cumplimiento de las leyes no permitían que la
información en su poder sea compartida con la policía
local, la que está bajo el control de los alcaldes y los
consejos vecinales.
Desde el 11 de septiembre, el gobierno estadounidense ha
establecido el nuevo Department of Homeland Security, para ayudar
en la coordinación del intercambio de inteligencia y para
centralizar algunas tareas de diferentes agencias responsables de
aplicar la ley como son la patrulla fronteriza, la guarda costa, y
el Bureau of Immigration and Customs Enforcement. Pero aún
estamos tratando de reorganizar y reforzar los mecanismos de
seguridad, vemos la necesidad de balancear la protección de
la sociedad con las libertades individuales garantizadas en la
Constitución.
Las reformas internas son una cosa, pero también nos damos
cuenta que compartimos una vecindad y nos damos cuenta de que el
camino a una América más segura se alcanzará
ayudando a nuestros vecinos del resto de Americaa estar más
seguros. Desgraciadamente, Latinoamérica es más
vulnerable tanto a las amenazas directas como a las
indirectas.
El Rompecabezas Regional
La población de Latinoamérica continúa
creciendo rápidamente. De hecho, el número de
habitantes se ha triplicado en los últimos 40 años.
La juventud en busca de empleo, se marcha de las áreas
rurales hacia las ciudades, donde tampoco existe trabajo
suficiente. Los monopolios familiares y estatales aún
afectan extensamente a algunos países de la región, y
limitan la creación de empresas nuevas y por lo tanto,
nuevos puestos de trabajo.
Con menos capacitación profesional que los ciudadanos de
las naciones industrializadas, cerca de la mitad de la
región vive con menos de US $2 al día. En
México, un millón de personas se incorpora a la
fuerza laboral cada año, pero solamente encuentran 200.000
nuevos trabajos esperando por ellos.
Las pandillas han aparecido y expandido en poblaciones de jovenes
que han abandonado su país por los conflictos de la
década de los ochenta y entre los que se han criado en
hogares informales. Ellos han encontrado identidad, cultura y
socialización por pertenecer a las maras. El problema afecta
a toda Norteamérica en la actualidad-particularmente a los
Estados Unidos, México, Guatemala, Honduras, y El Salvador.
Los debilitados sistemas de justicia en estas naciones casi no dan
abasto para encarar la situación.
Según informes de la prensa, hay 14.000 pandilleros en
Guatemala, 10.000 en El Salvador, 36.000 en Honduras, y 30.000
maras con 800.000 miembros en total sólo en los Estados
Unidos según cifras de 1997. Las maras más grandes se
comunican entre ellos y si estuvieran mejor organizados,
serían un formidable ejército sin Estado.
El lucrativo tráfico de drogas persiste en los
países andinos, a pesar de los esfuerzos para reducir la
demanda y erradicar el cultivo de la materia prima. Algunos grupos
terroristas locales como las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias
de Colombia), ELN (Ejército de Liberación Nacional),
y Fuerzas de Auto-Defensa de Colombia aún se sustentan del
tráfico de drogas ilícitas para controlar territorios
así como las áreas de producción. Desertores
de las FARC han indicado que por lo general su grupo ha abandonado
sus ideales políticos y su razón de ser se ha
transformado gradualmente, en el enriquecimiento de sus principales
líderes mediante la venta de narcóticos.
Por propia naturaleza, estos grupos se oponen los avances logrados
en el establecimiento de la autoridad del Estado, así como
el Estado de Derecho, especialmente en los campos donde concentran
sus operaciones. Por consiguiente, ellos han desplegado algunos
efectivos a través de las fronteras hacia Brasil, Ecuador, y
Venezuela. En América Central, cambian drogas por armas que
han quedado de los conflictos de la década de los ochenta.
Como corolario, el tráfico de personas ha aumentado entre
México y los Estados Unidos, China y Ecuador, y desde Brasil
a través de Venezuela hacia Europa.
Finalmente, la geopolítica comenzará a afectar los
intereses de cada país en el hemisferio. Por muchas
décadas, Cuba y la Unión Soviética fueron los
únicos protagonistas hostiles. Pero esa situación
terminó con el colapso del bloque Soviético. Sin
embargo, ha aparecido una nueva amenaza, gracias al apoyo de la
riqueza generada por el petróleo venezolano, un Presidente,
populista nacionalista que sueña con revivir los planes de
Castro de propagar gobiernos al estilo Cubano por toda la
región.
Hugo Chávez de Venezuela se ha convertido en el nuevo
líder de la izquierda latinoamericana. Él es la
fuerza motriz dentro del Foro de Sao Paulo-una organización
de partidos izquierdistas y grupos insurgentes de todas partes del
mundo-también ayudó a establecer el Congreso
Bolivariano, organismo similar pero exclusivamente compuesta de
miembros de América del Sur. Sus objetivos incluyen reducir
la influencia norteamericana en el hemisferio, y detener la
propuesta Área de Libre Comercio de las Américas
(ALCA).
De Venezuela también proviene otro problema-la del lavado
de identidad. Se ha encontrado evidencia en las recientes
campañas ofreciéndole ciudadanía a más
de 500.000 extranjeros (Misión Identidad) para influenciar
las listas de votantes a favor del Presidente Chávez en
vistas del referéndum celebrado el 15 Agosto. Además
de colombianos y brasileros, se pueden encontrar numerosos nombres
árabes y chinos, entre los nuevos ciudadanos declarados en
la Gaceta Oficial.
Emigrantes, indocumentados, del Medio Oriente y China-entre
otros-habituaban la región de la Triple Frontera entre
Argentina, Brasil, y Paraguay. Esta era la situación, antes
de que la policía de estos países comenzara a
perseguir traficantes y organizaciones sospechosas de relaciones
con grupos terroristas como Hezbollah y Gamaa al-Islamiyya. Algunos
de ellos pudieron haber emigrado a Venezuela.
Hace dos años, cuándo el General venezolano Marcos
Ferreira dimitió de su posición como jefe de la
Patrulla Fronteriza de Venezuela, hizo declaraciones a la prensa
acusando a su Gobierno de haber lavado las identidades de cientos
de colombianos y medio orientales descritos como "sirios."
Progreso por Cooperación
Con todo, los países del hemisferio han hecho un progreso
lento pero consistente en la lucha contra el terrorismo, el
tráfico de drogas ilícitas, el crimen transnacional y
aún las pandillas. Luego del ataque terrorista del 11 de
Septiembre, los Estados miembros de la OEA invocaron el Tratado de
Río de Asistencia Mutua y establecieron la Convención
Interamericana del Terrorismo en 2002. Argentina, Brasil y Paraguay
formaron el Diálogo de Contra-terrorismo "3+1", el cual
promovió el intercambio de inteligencia, así como la
coordinación de los esfuerzos policiales en la
erradicación del crimen y el tráfico ilegal en la
región de la Triple Frontera.
El Grupo de Trabajo Financiero para el Caribe y el Grupo
América del Sur se han convertido en esfuerzos
multinacionales para combatir el lavado de dinero y el
financiamiento del terrorismo. En América Central,
países como El Salvador y Honduras han promulgado leyes de
"mano dura" para controlar la creciente actividad pandillera.
Pero se necesita hacer más. A pesar de la iniciativa
'Fronteras Inteligentes' con México y Canadá,
fronteras, aeropuertos, puertos marítimos, y los sistemas
nacionales de entrada y salida son, por lo general, vulnerables en
Latinoamérica y el Caribe. Necesitamos ayudarnos los unos a
los otros a crear fronteras inteligentes en otras partes, hacer
más seguros los contenedores de carga, ayudar a proteger las
principales infraestructuras de cada país, mejorar la
coordinación en la preparación contra desastres
naturales, y fortalecer la cooperación en el cumplimiento de
las leyes a nivel internacional.
Nada de esto es barato. Estados Unidos ya ha invertido miles de
millones de dólares en la creación del Department of
Homeland Security. Hoy en día sólo tenemos
inspectores para revisar uno o dos por ciento de los 20.000
contenedores que arriban a nuestros puertos cada día. Por
modos de pre inspección en países de origen, y otros
métodos, estamos trabajando para mejorar esa cifra mucho
más.
Cada año recibimos 600 millones turistas, estudiantes, y
trabajadores legales. En 50 de estos puertos contamos con
tecnologías biométricas como "caza huellas"
dactilares digitales y sistemas de reconocimiento faciales que
verifican identidades en cuestión de segundos. Pero 1,2
millones de personas entran anualmente en los Estados Unidos de
forma ilegal sin pasar por estos puntos de entrada
establecidos.
Gracias a sus venerables instituciones democráticas,
así como por su preocupación por la seguridad de sus
ciudadanos, Costa Rica ha sido un oasis de tranquilidad en el
hemisferio. Sin embargo, las rutas del tráfico de drogas
ilícitas pasan desde América del Sur hacia el Norte a
través de este país bonito. La prosperidad con la que
goza Costa Rica en comparación con el resto de
América Central la convierte en un blanco para el crimen
organizado. Su tranquilidad la convierte en destino deseado para
inmigrantes en busca de un santuario para escapar la inestabilidad
y desempleo en sus países de origen.
Costa Rica tiene una población de alrededor de 4 millones
de personas y un producto interno bruto de $15 mil millones.
Incluso, un país con las dimensiones de Perú, con un
PIB de $61 mil millones, no cuenta con los recursos necesarios para
asegurar a su población. Obviamente, tenemos que escoger
opciones factibles y aprender trabajar juntos para multiplicar
nuestras fuerzas relativas. Los que formulan las políticas
en los Estados Unidos se percatan de que no podremos proteger a
nuestros ciudadanos sin antes cooperar con la seguridad de todo el
hemisferio.
Además de la muerte y los impuestos, el cambio es
inevitable. Desde esa perspectiva, debemos reconocer que el mundo
que vinimos a conocer durante la Guerra Fría es ahora
diferente. Las amenazas de un conflicto bipolar retrocedieron, y
han sido reemplazadas por cánceres más fragmentados.
Como le gusta decir el director de relaciones exteriores de nuestro
Department of Homeland Security Cresencio Arcos, "la
víbora sólo muerde a quiénes andan sin botas".
Mientras nos aprovechamos de la época de globalization,
debemos invertir el esfuerzo en protegernos contra los problemas
que nos presenta.
Discurso ante los estudiantes y personal del Instituto del
Servicio Exterior Manuel María de Peralta en del Ministerio
de Relaciones Exteriores en San José, Costa Rica, el 28 de
septiembre de 2004. Stephen Johnson es el Analista Principal para
Asuntos Latinoamericanos en el Instituto de Estudios
Internacionales Kathryn y Shelby Cullom Davis de The Heritage
Foundation.
Report Americas
El Camino hacia la Seguridad Hemisférica
December 14, 2004 9 min read
Download Report
Stephen Johnson
Former Senior Policy Analyst
Stephen served as a Senior Policy Analyst.
Authors
Stephen Johnson
Former Senior Policy Analyst
Exclusive Offers
5 Shocking Cases of Election Fraud
Read real stories of fraudulent ballots, harvesting schemes, and more in this new eBook.
The Heritage Guide to the Constitution
Receive a clause-by-clause analysis of the Constitution with input from more than 100 scholars and legal experts.
The Real Costs of America’s Border Crisis
Learn the facts and help others understand just how bad illegal immigration is for America.
More on This Issue
COMMENTARY 15 min read
COMMENTARY 3 min read
COMMENTARY 2 min read